En todo el mundo, las personas son desplazadas por conflictos, violencia y violaciones de los derechos humanos. Los datos del ACNUR indican que, a fines de 2021, 89,3 millones de personas estaban en situación de desplazamiento. Según la misma agencia de la ONU, esta población incluía a 1.186.879 refugiados, solicitantes de asilo y desplazados internos de Honduras, Guatemala y El Salvador. Este número probablemente pinta un panorama incompleto, ya que las estadísticas oficiales no incluyen a las personas que contratan a un contrabandista, evaden la detención, desaparecen o mueren en tránsito.3 Mucha de la violencia contra civiles en países como El Salvador, Honduras, y Guatemala es perpetrada por delincuentes que quieren aprovecharse de los menos afortunados y las personas que están esforzándose por salir adelante: "En El Salvador, en general, la gente vive día a día en modo de supervivencia, esperando que no sea matada...”.
Estos grupos de maras surgieron por primera vez en Los Ángeles en la década de 1960, cuando jóvenes descontentos se unieron para pasar el rato en sus vecindarios. Pero tres décadas más tarde, cuando Estados Unidos comenzó las expulsiones masivas de no ciudadanos, incluyendo jóvenes de El Salvador que se habían unido a pandillas callejeras como la Mara Salvatrucha (o MS-13) y el Barrio 18 en Los Ángeles, El Salvador no estaba preparado ni para la llegada de estos deportados ni para la importación de la cultura pandillera al estilo estadounidense. La Mara Salvatrucha (o MS-13) y el Barrio 18 (hoy dividido en facciones rivales de los sureños y revolucionarios) rápidamente llegaron a controlar la mayor parte del país, y ofrecían a los adolescentes alienados un sentido de pertenencia, identidad y estado social.3 El gobierno ha intentado combatir a las maras con patrullas militarizadas, redadas en los barrios y arrestos masivos. Esto no funcionó: “Aquellos que han sido atacados por una pandilla necesitan cambiar sus rutinas y residencia. Algunos, afectados por recursos limitados o vinculados a la familia y al país, se trasladan a nivel nacional y tratan de mantener un perfil bajo. Las víctimas pronto descubren, sin embargo, que nunca estarán seguras en El Salvador.” 3 Adicionalmente, la respuesta del gobierno puede crear desconfianza en los ciudadanos, especialmente cuando la respuesta es conformidad con las maras1. Entonces los emigrantes se dirigen a México o, más a menudo, a los Estados Unidos, un país que se asocia con la seguridad, las oportunidades económicas y los lazos familiares preexistentes.3
Cada año, un estimado 377.000 personas huyen de Centroamérica, la mayoría a los Estados Unidos. Este número ha alcanzado un máximo de 651.000 en 2019. ¿Qué circunstancias hacen que tantas personas abandonen sus países? Aunque la violencia marera es un problema clave, la realidad económica también es brutal. Con 44% de la población en Guatemala con menos de veinte años, hay más personas que necesitan o necesitarán trabajos que hay empresarios. El 76% de migrantes de Honduras afirmó que sus razones principales para emigrar son motivos económicos, después amplificados por desastres naturales, crimen, y gobiernos corruptos.
- El World Food Program encontró que de 2019 a 2021, el número de personas con inseguridad alimentaria en el norte de Centroamérica se triplicó: desde 2.2 millones a 6.4 millones personas.
- En 1998 hubo un huracán que desplazó a 2.5 millones personas en Honduras y mató a 11.000 personas. En 2020 hubo dos huracanes que llegaron a Honduras en la misma temporada, dañando 85.000 casas, ocasionando inseguridad alimentaria para 2.4 millones.
- La explosión de la demanda por drogas en Los Estados Unidos a principios de la década de 2000 incrementó la actividad de los cárteles.
En 2022, el control fronterizo de Los Estados Unidos detuvo a 177.000 de los 521.000 inmigrantes que llegaron a la frontera mientras los otros 344.000 fueron repelidos. Con una tasa de aceptación del 0% si migrantes llegan a la frontera sin papeles, sean cuales sean sus circunstancias, tienen que recurrir a métodos peligrosos. Sólo los verdaderamente decididos o los verdaderamente desesperados pueden hacer, o tienen que hacer el viaje.